martes, 13 de octubre de 2020

AUDIOVISUAL


 

MEMORIA VISUAL

 



LA ESCUELA MÁS ALLÁ DE LA ESCUELA


EL IDEAL DE UNA PROGRESIÓN CULTURAL

 

Génesis de las EE.RR. (1947-1961) 

 

Llegamos con algunos minutos de adelanto y dejamos el jeep en la carretera. Seguí al hermano Idinael por un camino resbaladizo, ancho apenas para permitir el paso de dos personas. Vimos una casa de campo de adobes, con una antena de radio alineada con dos escarpadas cumbres próximas y un terreno de baloncesto en un campo inmediato. El son de una campana pasó por nuestras cabezas en dirección a los cerros. Cuando llegamos más cerca pude ver un joven campesino que daba golpes rápidos sobre un riel de ferrocarril de un metro de largo, colgado bajo la rama de un árbol: Es la campana usada en todas las radioescuelas, por ser la más barata y la que puede obtener con mayor facilidad. 

 

Alfredo Segura actuaba como auxiliar inmediato en la escuela de Guavita. Entonces los alumnos empezaban a llegar. “Los escolares no llegan nunca con retraso a esta escuela en la que el profesor no espera a nadie. Silenciosamente entraron en fila en la clase, veintidós hombres y muchachos, todos ellos con esos grandes sombreros que llevan en los pueblos de tierra fría los campesinos colombianos. El señor Segura da vuelta al botón del aparato del radio.  Después de un corto momento de espera, el receptor empieza a dar señales de existencia con un mensaje matinal de Acción Cultural Popular. Luego, una voz llena la pequeña habitación, en la media luz de la mañana: 

 

“Auxiliares y alumnos de las escuelas Radiofónicas de Colombia. Vamos a iniciar nuestra clase de lectura para los principiantes... Auxiliar, borre el tablero, tenga listas la tiza y la almohadilla... Alumnos... Alisten sus cartillas, abran sus cuadernos en la tarea de hoy... Auxiliar, revise las tareas.” 

 

La voz enmudeció, y durante unos momentos la radio dejó oír un intermedio musical. Luego la voz volvió a resonar en la habitación: 

 

“Alumnos, abran sus cuadernos, sujeten bien el lápiz... van a escribir lo que les voy a dictar... Auxiliar, haga lo mismo en el tablero. 

 

Escriban ... con minúscula ... ca ... Ahora ... escriban ... co ... Aprisa ... Más aprisa ... por último, escriban ... cu.” 

 

Volvió la música y la voz dijo al auxiliar que corrigiera el trabajo de los alumnos. La lección continúo durante quince minutos, hasta que el profesor Mesa pidió a los alumnos más adelantados que abrieran sus libros. Siguió el trabajo, con intermedios cada vez más cortos, y el profesor Mesa terminó con una breve lección de historia. Le sucedió el Sr. Vargas, que disertó sobre temas agrícolas y término la clase matinal con un boletín de noticias. 1 

 

 

 

 

El aspecto de esta clase, la fisonomía que nos sugiere, el receptor en el lugar del altar frente a todos y todos a la expectativa, la disposición matutina o vespertina de una jornada ahora convertida en horario escolar, el resonar del riel-campana, el encendido de la radio, la voz del profesor invisible, conciencia virtual del auxiliar que ejecuta la instrucción, escucha y verifica, el intercalado de la música, las cabezas inclinadas; el pasillo o habitación convertidos pasajeramente en aula de clase, en escuela, por efecto mágico de un receptor que llena de voces y música el silencio de los campos. La escuela radiofónica es escuela en tanto plantea una mutación de espacios y tiempos, cuando prescribe y regula las prácticas de saber, cuando asegura una junta de adultos, jóvenes o niños, aquellos que no tienen acceso a la escuela tradicional. La Escuela Radiofónica es también composición: El crucifijo, el cuadro de la santísima virgen, el receptor en lugar apropiado, libre de la humedad. Pila y receptor deben estar dentro de una caja de madera que se pueda cerrar con llave, la antena, el riel, el reloj (preferentemente de los llamados despertadores), el tablero (de madera o de hule), una tarima si ello es posible, bancas, los materiales de enseñanza que envía ACPO, las listas y un patio o campo deportivo.2 

 

La sorpresa de nuestro cronista, parte de su constatación de una multitud campesinos que van a la escuela por radio, un acontecimiento gestado en una población enclavada en las montañas de las escarpadas montañas del Valle de Tenza en Boyacá, muy lejos del centros urbanos.3 Aquí es posible observar una mutación misma de la forma-escuela, y por primera vez, de la escuela no pensada con un fin en  misma, sino como un medio, o mejor aún, como una acción combinada de medios, en donde el leer, el escribir y el contar son apenas unos elementos de lo que posteriormente se conocerá como educación fundamental integral.